Tal vez el intercambio más evidente producido por el encuentro de los dos
mundos (el Viejo y el americano) haya sido el de los alimentos.
No deja de ser curioso que la base de la alimentación en América Latina y
el Caribe sea actualmente el arroz, que llegó con los europeos (aunque, como
podrán ver en «Memorias de América II: Ierê», en el Pantanal existía un tipo de
arroz por el que disputaban las etnias precolombinas). O que la comida más
típica de España sea la tortilla de patatas, tubérculos que vinieron de
América. O los famosos «Fish and chips» ingleses.
¿Qué sería de Brasil y Colombia sin café? ¿De Bélgica y Francia sin chocolate (sin cacao)? ¿Y las palomitas?
Los textos del s. XVI dicen que los indios de los alrededores del río Paraguay cultivaban «arroz mandio, que da una harina blanca muy buena, trigo
turco, o millo, unas raíces que llaman batatas que se comen cocidas o asadas, frijoles
y otras plantas. Tienen también patos, gallinas, papagallos, avestruces y ovejas
indias».
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