GUARANÍES


El término «guaraní» dicen los entendidos que empezó a usarse en el siglo XVII, aunque ya lo usaba Ulrico Schmidl en la centuria anterior y por tanto yo lo haya puesto en boca de mis personajes del XVI.
El nombre que se daba a los guaraníes del área de Asunción era «carios», con acentuación diversa según las fuentes. En algún escrito se dice que los carios no eran guaraníes, sino caribes, lo que no deja de sorprender (incluso demasiado).
Los guaraníes eran el pueblo más abundante en el área de los ríos Paraguay y Paraná, por donde andarían Álvar y sus mastines. Ocupaban desde la isla de Santa Catalina hasta Asunción, lo que significa unos mil kilómetros de este a oeste. Eran agricultores y guerreros, con una religión bastante complicada y estructurada, y se repartían en poblados y ciudades por un vasto territorio.
Los guaraníes tuvieron una relación complicada con los españoles que llegaron a América en aquella época; tan pronto unían fuerzas con ellos como los mataban y se los comían. En cualquier caso, fueron los mejores aliados de los hispanos, que seguramente no se habrían podido establecer tan pronto en el Paraguay sin su ayuda: proveían a los españoles de víveres, soldados para las batallas con otras naciones, mujeres y un área de protección frente a invasores.
Como ocurrió en otras partes de América, los carios calcularon que aliarse con los cristianos sería una buena forma de convertirse en la nación predominante. Y eso no era ninguna tontería en un territorio en el que las etnias luchaban constantemente entre sí para conseguir tierras y esclavos.
En varias ocasiones, a los carios se les hincharon las narices y decidieron unirse para acabar con los pocos españoles que había en Asunción, pero estos siempre consiguieron vencer, las más de las veces con el apoyo de otros grupos indígenas.
Los guaraníes, como casi todos los habitantes de aquellas tierras, andaban con el culo al aire sin ningún complejo, fuesen niños o adultos, hombres o mujeres. Así que representar vestida a la cario de mi portada habría sido como ponerla rubia, o con un tatuaje de los Rolling stones. Como muestra, valga la imagen anterior, cabecera del Dicionário iustrado tupiguarani.
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