Creo que muchos españoles se sorprendieron hace unos años
cuando en la televisión emitieron la serie Hispania,
la leyenda: «¡Ah! Pero, entonces, ¿no fue una especie de globalización pacífica
e indolora, no fue la romanización más bien una conquista a través de la cultura?».
Ya sabíamos ─y sabemos─ que nuestros antepasados fueron unos auténticos
salvajes, que la conquista de América es uno de los procesos más aborrecibles
de la historia; que significó el fin de civilizaciones, la imposición de
lenguas, religiones y culturas. Y lo sabemos porque nos lo repiten ─nos lo
repetimos unos españoles a los otros y nos lo repiten desde todo el mundo─ y
nos lo echan en cara ─nos lo echamos, nos lo echan─ continuamente y con mayor
énfasis todo doce de octubre.
Los españoles, desavisados, comenzamos a hacernos
preguntas ─a nosotros mismos, sin osar expresarlas en voz alta─. Porque, a ver,
los romanos hicieron lo mismo con nosotros que nuestros antepasados con los
indios, pero nosotros recordamos el legado que nos dejaron y en América solo
piensan en lo que les quitamos. Además, viéndolo desde esta perspectiva, a
nuestros antepasados celtíberos, o celtas e iberos, no les debió hacer mucha
gracia la invasión romana; incluso los numantinos prefirieron morir que someterse…
¿Entonces…? ¿Cómo se come esto?
¿Será cuestión de tiempo? Veamos… desde 1.492 hasta ahora
han pasado algo más de quinientos años. Nuestros antepasados, digamos hace dos
siglos o tres, ¿recordaban continuamente
la invasión árabe y la culpaban del atraso y de todos los males patrios? Habría
que echar un vistazo a libros y periódicos de la época, pero creo que más bien
tendrían la idea actual de reconocimiento de los avances que nos dejaron en
asuntos como las matemáticas, la medicina, la agricultura y las artes en
general.
Incluso después de la invasión napoleónica, que fue hace poco
más de doscientos años, y con la perspectiva histórica de lo que pasó después,
podríamos pensar que nos habría ido mejor continuando bajo el mando de la
ilustración francesa que aclamando a aquel Fernando VII despótico, absolutista
y que nos llevó a perder definitivamente las provincias americanas, la Pepa, la
libertad de expresión y la vida de tanta gente. Bueno, pues eso fue hace dos
siglos; y los franceses nos mataron y nos invadieron y nos jodieron. Todo dos
de mayo recordamos el inicio de la guerra de independencia, pero no creo que lo
hagamos con odio hacia los franceses, ni que guardemos hacia ellos un resentimiento
eterno.
Cuando uno ha vivido ocho años en Bolivia y lleva otros
ocho en Brasil, estas preguntas ya deben formar parte de un pasado remoto. Lo
que no significa que la respuesta de todo español en América sea unánime, ni
que se pueda contestar con cuatro argumentos y tres ideas claras.
De eso trata la serie «Memorias de América». En forma de
novela de acción, se plantean estas preguntas y otras y se dan varias
respuestas posibles: la de cada uno de los personajes según su situación.